
*Rinde su tercer informe de Gobierno y señala que lo más importante es la revolución de las consciencias
Lo más importante es que ya sentamos las bases para la transformación de nuestro país, entre todos, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador al rendir su tercer informe de Gobierno.
En tres años ha cambiado, dijo, en tres años ha cambiado como nunca la mentalidad del pueblo, que eso es lo más importante de todo, la revolución de las consciencias, el cambio de mentalidad, eso es lo más cercano a lo esencial, a lo mero principal, y eso es lo más cercano a lo irreversible. Pueden darle marcha atrás a lo material, pero no van a poder cambiar la consciencia que ha tomado en este tiempo el pueblo de México.
Ante el Gabinete legal y ampliado e invitados especiales, entre ellos la ex presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, desde el zócalo de la ciudad de México, afirmó que, en nuestro país, hoy se respeta la Constitución, hay legalidad y democracia, se garantizan las libertades y el derecho a disentir; hay transparencia plena y derecho a la información, no se censura a nadie. Desde el poder federal no se organizan fraudes electorales, como era antes.
El gobierno ya no representa a una minoría, sino a todos los mexicanos de todas las clases, culturas y creencias. Se gobierna con austeridad y con autoridad moral. No se tolera la corrupción ni se permite la impunidad. En la práctica no hay fueros ni privilegios. Se atiende a todos, se respeta a todos, pero se les da preferencia a los pobres. Por el bien de todos, primero los pobres, dijo.
Se protege la naturaleza, se auspicia la igualdad de género, se repudia la discriminación, el racismo y el clasismo. Se fortalecen valores morales, culturales y espirituales. Se cuida y se promueve el patrimonio cultural e histórico de México.
Con una Plaza de la Constitución llena, el presidente López Obrador indicó que: acaba de autorizarse el presupuesto para el año próximo. Agradezco a los legisladores de nuestro movimiento su respaldo, consciente y en favor de la transformación. Muchas gracias, en nombre del pueblo de México.
Tendremos recursos para atender por convicción y humanismo a los más desposeídos y necesitados de México. Ayudar a las pobres, no lo olvidemos, alivia el alma, mantiene tranquila la conciencia y alegra el corazón.
Pero este fraterno proceder implica también algo adicional, no poco importante: atender a los más pobres es ir a la segura para contar con el apoyo de muchos, de millones, cuando se busca transformar una realidad de opresión y alcanzar el ideal de vivir en una sociedad mejor.
Nada bueno se puede esperar, en cambio, de políticos corruptos, de la prensa que se vende o se alquila, de intelectuales convenencieros y de potentados dominados por la codicia. La clave está —esto, para los jóvenes que quieran formarse y dedicarse al noble oficio de la política— la clave está en la frase del presidente Juárez: ‘Con el pueblo, todo; sin el pueblo, nada’.
Nada se logra, y esto aplica en México y en todo el mundo, nada se logra con las medias tintas. Los publicistas del periodo neoliberal —que ya se fue, se está terminando esa pesadilla— los publicistas del periodo neoliberal, además de la risa fingida, el peinado engominado y la falsedad de la imagen, siempre recomiendan a los candidatos y gobernantes correrse al centro, es decir, quedar bien con todos. Pues no, eso es un error. El noble oficio de la política exige autenticidad y definiciones. Ser de izquierda es anclarnos en nuestros ideales y principios, no desdibujarnos, no zigzaguear.
Si somos auténticos, si hablamos con la verdad y nos pronunciamos por los pobres y por la justicia, mantendremos identidad. Y ello puede significar simpatía, no sólo de los de abajo, sino también de la gente lúcida y humana de la clase media y alta, y con eso basta para enfrentar a las fuerzas conservadoras, a los reaccionarios.
En abril del año próximo vamos a probar de nuevo qué tanto respaldo tiene nuestra política de transformación, sabremos si vamos bien o no con la consulta para la revocación del mandato. Se le preguntará al pueblo, que es el soberano, el que manda, si quiere que yo continúe en la Presidencia o que renuncie.
Este ejercicio, este método creado por nosotros, elevado a rango constitucional, no sólo resolverá si me voy o me quedo, establecerá además el procedimiento, el procedimiento para hacer realidad el principio de que el pueblo pone y el pueblo quita.
Ese sembrar, establecer en nuestro país un precedente. Nada de que ‘me eligieron por seis años y puedo hacer lo que me dé la gana’. No, el pueblo tiene que mantener todo el tiempo el poder en sus manos. Si un gobernante no está a la altura de las circunstancias y no manda obedeciendo al pueblo, revocación del mandato y para afuera.
Por eso llamo a participar a todas y a todos los mexicanos, militantes de partidos o ciudadanos apartidistas para poner en práctica el método de la revocación del mandato hasta convertirlo en un hábito democrático.
Tengamos fe en el pueblo y sigamos haciendo historia. Por lo pronto, en estos tres años hemos demostrado que somos una gran nación, libre y soberana, respetada y respetable para el resto del mundo, que lucha por la paz y que se encamina a ser una República justa, igualitaria, democrática y fraterna.
Y eso ha sido una obra, repito, de todas y de todos, de un nosotros, que hoy está aquí representado por ustedes, mujeres y hombres libres y conscientes, protagonistas principales de la Cuarta Transformación de México, finalizó.



